dissabte, 18 de juny del 2016

‘Malditos’ (Roca Editorial), de Irene Claver


Vampirismo y moda son las claves que definen a esta novela. Y, en efecto, los dos conceptos están muy presentes a lo largo de todo el argumento. Para empezar, el protagonista es una  de esas criaturas míticas de la noche que encarnan a la perfección el ideal romántico y la estética victoriana adaptada, eso sí, al paso del tiempo a través de los múltiples tamices por los que la literatura y el cine les ha hecho pasar. Y qué mejor que la sofisticación de un vampiro para arrastrar al lector a través de décadas de tendencias, a lo largo del siglo que convirtió a los diseñadores de moda en unas criaturas casi tan míticas cómo los ‘no muertos’.

De eso trata Malditos, la primera novela de Irene Claver: de la historia de un vampiro condenado que lucha por romper un maleficio. Y en su aventura, que se repite en diferentes épocas del siglo XX, su apariencia se va adaptando a los estilos que imperan, haciendo de su periplo un larguísimo desfile que abandera las últimas tendencias.

Pero yo, además de todo eso, creo que Malditos es un cuento de hadas moderno. No falta en la historia ninguno de los elementos folclóricos que remiten a leyendas primigenias. Gina, la protagonista, no es otra que la princesa maldecida, ligada a una edad simbólica que en este caso no son los 16 sino los 27. También tenemos a la bruja malvada, brujo en este caso; y a la madrina, que nos hace de narradora. Y, por supuesto, hay un príncipe. Aunque sea un nosferatu.

Esta original mezcla de leyenda, romanticismo y modernidad ha dado lugar a una novela fascinante que transita entre el estilo costumbrista de las primeras décadas del siglo, y la feroz narrativa que retrata los ochenta en forma de vorágine literaria. En ambos casos, el conocimiento del mundo de la moda y de las tendencias de la autora, Irene Claver, es más que evidente. Sus referencias no sólo al vestir, a los modistos y diseñadores, sino también a la música, locales y ciudades, son constantes. Se cuelan en el relato con maestría, y ofrecen al lector una perspectiva única del cambiante universo de la modernidad que, llegado a los ochenta, se desboca hasta el desenlace final.

Malditos es una novela admirable no sólo por el dominio con que la autora maneja tanta información sino, sobre todo, por su pericia literaria. El estilo camaleónico de Claver es el reflejo mismo de la versatilidad de la moda, un aliciente más para dejarnos subyugar por una historia colmada de referentes míticos que destila, además, muchísima fantasía.


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