Leí
este libro hará unos tres años, cuando acababa de publicarse. Por aquella época
yo trabajaba de librera y a menudo los comerciales de las editoriales me daban
muestras de libros que estaban a punto de salir. Recuerdo que, al empezar a
leer, me pregunté si sería capaz de atraparme. El motivo de mi duda se debía a
que se trata de una novela escrita en forma epistolar, por lo que arrancaba con
una carta en la que la protagonista comenta ciertos hechos con los que el
lector aún no está familiarizado.
Para
mi sorpresa, no sólo me atrapó sino que me sedujo a lo largo de todas sus
páginas que devoré con avidez.
La
acción se sitúa a inicios del año 1946, cuando Londres empieza a resurgir de la
debacle provocada por la Segunda Guerra
Mundial. La protagonista es una escritora, Juliet Ashton, quien por azar entra
en contacto con uno de los habitantes de una de las isla del Canal de la Mancha, Guernsey. A
medida que Juliet y el desconocido intercambian cartas, ella se va quedando
atrapada en el curioso mundo de él y de sus vecinos, los miembros de una
peculiar sociedad literaria. A través de
las cartas se nos muestra la variopinta galería de personajes, todos unidos por
su aficción a la literatura, y su manera de sobrellevar la ocupación nazi
organizando reuniones de lectura alrededor de un pastel de piel de patata.