Mis recuerdos de los primeros años de la
década de los 80 están indisolublemente vinculados a novelas que me marcaron, y
que evoco de una manera emocional y añorada. Su lectura me deparó momentos
inolvidables que no he logrado experimentar con otros libros ya que, como los primeros
amores, las primeras lecturas jamás se olvidan.
Entre estos primeros libros se encuentra (además
de Quo Vadis? y Las aventuras de Tom Sawyer , de los
cuales ya he hablado) la novela más famosa del escritor finlandés Mika Waltari:
Sinuhé, el egipcio. Mi madre, que como ya he dicho fue mi primera
prescriptora de lecturas, me había hablado de ella, y, puesto que por esa época
mi interés hacia la historia ya se había manifestado, enseguida me animé a
leerla. Al igual que con Quo Vadis?, mi lugar de aprovisionamiento fue el mueble
del comedor en una de cuyas estanterías se hallaba la mítica colección Reno,
entre cuyos títulos se encontraba el de la famosa novela de Waltari.
Fue durante las vacaciones de verano de mi
primer año de instituto, y su lectura me regaló unos días evocadores e
instructivos, en los que mi mente se trasladó al reinado del peculiar faraón Akenaton,
a la Creta minoica, y al legendario Imperio Babilónico. El protagonista, un
médico de origen humilde llamado Sinuhé (Sinuel, egipcio, según mi hermano Raül
que por entonces tendría 8 años), narra su agitada y aventurera vida, que
transcurre durante los reinados de los últimos faraones de la dinastía XVIII de
Egipto, aunque la mayor parte del argumento se centra en el gobierno del ‘hereje’
Amenofis IV, más conocido como Akenatón, junto a su esposa Nefertiti o, lo que
es lo mismo, ‘la bella ha llegado’. La novela recrea con precisión la forma de
vida en esa época histórica, la del pueblo y la de la realeza, incluso la de civilizaciones
coetáneas como la de los hititas, la de los cretenses y la de los babilonios.
Sinuhé, el egipcio
fue el resorte
que me llevó a investigar sobre el Antiguo Egipto en viejos volúmenes de la
biblioteca de mi barrio, la Ignasi Iglésias. Este equipamiento hoy se ubica en
el edificio de la antigua fábrica de hilaturas Fabra i Coats, pero por aquél entonces aún estaba en su emplazamiento
original, en el segundo piso del ayuntamiento de Sant Andreu de Palomar. Lo que
ahora hubiese hecho a través del google lo hice entonces durante muchas mañanas
de sábado, hojeando y tomando apuntes de libros sobre arqueología e historia
del Egipto faraónico. Más adelante, puesto que la fiebre egiptóloga me duró
bastante, tomé prestados de los estantes de mi abuelo colecciones sobre
antiguas culturas que devoré con fruición.
Cualquier persona interesada en la antigüedad
apreciará el magnífico trabajo que hizo Mika Waltari para recrear con
preciosismo el período histórico de Egipto conocido como Imperio Nuevo. Una
labor que no sólo vuelve a la vida a personajes históricos, sino que nos
muestra los pormenores de una civilización, unos hechos y unas creencias que
tuvieron lugar hace más de tres mil años. Un mundo lejano en el tiempo, pero inquietantemente cercano en cuanto a intrigas, intereses y política.
Egyptian chess players - Sir Lawrence Alma-Tadema |
Realmente "Sinuhé el egipcio" te hacía viajar con la imaginación. La vida cotidiana y las vicisitudes de Sinuhé en Egipto, Mesopotamia, el país de los hititas o Creta están descritas de forma creíble y apasionante, no te aburres. Una época, la de Akenaton, Nefetiti y su monoteísmo que aún hoy continúa envuelta en misterio. La descripción de la juventud y de los padres adoptivos de Sinuhé es de las que se recuerdan. O las escenas terribles de laberinto de Creta. También el vertiginoso final en el que el protagonista traiciona su papel de médico en aras -supuestamente- de intereses ineludibles.
ResponEliminaUn preciso y acertado resumen, Rosa Isabel. Gracias por compartirlo. Es cierto lo que comentas sobre la parte que trata de los padres adoptivos y, también, del impactante final. Realmente es una historia que tiene de todo un poco: aventuras, romance, intriga, drama... Y todo en su justa medida.
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