No me resulta fácil valorar esta novela
porque me ha provocado una serie de impresiones distintas a medida que la
he ido leyendo. La mayor parte de ellas son muy positivas, especialmente las relacionadas
con el estilo literario y con la habilidad del autor para introducir en el
argumento temas históricos, arqueológicos e, incluso, políticos. No obstante,
hay algún elemento que me ha parecido sobrante o excesivo y, en mi opinión, ha desmejorado a una de las mejores obras que he leído últimamente. Vamos con ello…
En primer lugar tengo que
destacar que lo que me atrajo del libro fue la sinopsis ya que en ella se
intuye una novela de tintes históricos, ambientada en los años veinte y con personajes
históricos reales. Según apunta el resumen de la contraportada, el argumento
gira en torno a la mítica reina egipcia Nefertiti, Gran Esposa Real del faraón hereje Akenaton , y el misterio que
supuso su misteriosa desaparición, junto con el hecho de que jamás se haya
encontrado su momia. La resolución de esta incógnita es la que mueve la trama
que arranca en la segunda década del siglo XX, en Capri, y que implica a literatos
como D.H.Lawrence, Curzio Malaparte o Agatha Christie; al marido de ésta, el
arqueólogo Max Mallowan; y al ocultista Aleister Crowley, entre muchos otros.
Nada más empezar la lectura quedé
seducida por la prosa cuidada y rica del autor, Álvaro Bermejo, exuberante no
sólo en lo léxico sino, también, en lo divulgativo. Esto puede comprobarse
fácilmente buscando información ya sea sobre las expediciones arqueológicas que
explica, sobre lo concerniente a la legendaria reina o acerca de los
excéntricos personajes que viven la ‘Dolce Vita’ en la isla del golfo de
Nápoles. Pero, además del preciosismo descriptivo y de la pericia documental,
me atrapó el cariz intrigante que se va apoderando sutilmente de la trama. Así,
entre evocaciones ‘felices años veinte’, alusiones al emperador Tiberio y al
pasado imperial romano, se intercalan una serie de extrañas muertes que parecen
tener relación con algún culto antiguo resucitado.
La primera parte de la historia
transcurre en la isla de Capri y es la que más disfruté, incluso cuando un giro
inesperado trastoca el tono de la novela dándole un toque fantástico. Aunque al
principio eso me descolocó (me gustaba el carácter romántico de la trama, entendiendo
romántico como imaginativo, sensible y rebelde), al seguir leyendo me habitué
al nuevo aire sobrenatural del argumento. Además, pensé que eso aportaría más
originalidad a la trama que seguir el cauce novela histórico-policíaca.
A partir de ese momento, lo
romántico se vuelve romance y los evocadores escenarios caprenses ceden el paso
a la aventura. Las conspiraciones, la traición y la carrera contra reloj para evitar
la tragedia se mezclan con el idilio entre los protagonistas y acaban por
transformar el relato en una película de Indiana Jones. Que conste que a mí me
encantan los films del intrépido arqueólogo, pero hubiese preferido que el libro
se hubiese mantenido fiel al estilo y temática del comienzo, menos agitado, es
cierto, pero muchísimo más sugerente.
Por estos motivos, esta novela me ha dejado una
sensación agridulce. Creo que la maestría literaria del autor merecía un final
mejor que el que le destina. Hay obras
cuya esencia en sí es un valor que no precisa de un broche de oro para
cerrarlas, historias que no necesitan de la originalidad para fascinar al
lector y, estoy segura, El amante de Nefertiti es
una de ellas.
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