La autora de Habitaciones cerradas, novela que reseñé
el pasado mes de Abril, vuelve a ubicarse en el pasado y en
la ciudad de Barcelona para crear una extraordinaria historia llena de matices
y de subtramas.
Como ya hizo en su anterior
libro, parte del presente para unirlo con el pretérito en un arriesgado juego
de secretos y curiosas revelaciones. El motivo que utiliza para realizar ese
malabarismo temporal es la búsqueda de un antiguo libro prohibido y perdido.
La novela arranca en la actualidad, justo en el momento en que Virginia,
la hija de un librero de viejo, hereda el negocio de su padre: la librería
Palinuro. Al hacer limpieza, para dar un nuevo aspecto al establecimiento,
aparecen una serie de documentos antiguos que llaman su atención. Poco
familiarizada con ese tipo de antigüedades, Virginia recurre a una amiga de la
infancia que ahora es escritora para que la ayude a decidir qué hacer con
dichos papeles. Poco después, gracias a la labor de su amiga, es cuando surge la historia de Carlota Guillot y la búsqueda
de un libro prohibido y ansiado por
muchos. Un curioso ejemplar de una colección erótica que formó parte de una de
las bibliotecas particulares más sibaritas de la Barcelona napoleónica. A
partir de aquí se desplega una historia fascinante que se desarrolla durante las décadas más convulsas del siglo
XIX. Una época en la que se produjo la mayor transformación de Barcelona: el derribo de sus murallas y la
urbanización de su paseo más emblemático, La Rambla. Unos hechos que Care
Santos integra deliciosamente en la trama, como si fueran unos personajes más
de la novela.
De nuevo, la autora demuestra su habilidad para ir encajando todas las
partes que forman el enorme puzle del tiempo. Con meticulosidad y mucho rigor
aporta datos, incorpora personajes y ofrece, como en un caleidoscopio, los
distintos escenarios en los que se desenvuelve la trama. En el largo periplo
que, involuntariamente, sufre el libro prohibido, se entremezclan las vidas y
peripecias de multitud de personas. Desde las más humildes, hasta las más
mezquinas. Un variopinto muestrario social y moral que se adentra no sólo en
los recovecos de la política sino, también, en los aspectos más oscuros del
corazón humano.
Así, El aire que respiras transmite
no sólo el desmesurado amor que la autora siente por los libros, sino, además,
su pasión por Barcelona. Por las historias que han dejado su huella en cada
rincón de la ciudad, por los vestigios que aún palpitan entre sus calles, y,
sobretodo, por la memoria que nos ata y que, de vez en cuando,surge, como en
esta ocasión, bajo un espeso manto de polvo y trastos viejos.
És un tema ja molt explotat en literatura, però alhora és un recurs per explicar històries derivades. Un afeccionat als llibres s'hi pot trobar bé.
ResponEliminaSí, Olga, és difícil trobar originalitats en literatura. Crec que el lector que trïi aquesta novel·la ja sap que hi pot trobar. Gràcies per la teva opinió!
ResponEliminaSe t'ha atorgat el guardó "Versatile Blogger", un reconeixement de blocaire a blocaire, si tens a bé acceptar-lo; felicitats pel teu bloc! Pots consultar les bases a murallesilturo.blogspot.com
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