Finalizo el año con la reseña de un libro que he esperado
ansiosamente, no ya desde que supe que iba a publicarse sino mucho antes.
Porque desde que conocí a
la autora, Ruth Bernárdez, a través del Foro oficial de Esther, supe que más tarde o más temprano escribiría sobre
la protagonista de Esther y su mundo ya que pocas personas saben tanto sobre sus aventuras, personajes y
sobre su creadora. Así que era sólo cuestión de tiempo que apareciera
una publicación como Los secretos deEsther.
El título ya es lo suficientemente explícito como para
darnos idea de lo que nos vamos a encontrar nada más pasar la primera página.
Pero, además, el prólogo de Rosa Martí nos situa en el ámbito inquieto de la
expectación al estimular nuestros recuerdos, evocando la emoción con la que una gran mayoría de mujeres de mi generación leíamos las aventuras de Esther, preparándonos para contemplar a nuestra
heroína con una mirada distinta. Y así es. Nada más adentrarnos en la lectura
del primer capítulo notamos como nuestro enfoque cambia radicalmente.
Los secretos de Esther
empieza por acercarnos a la creadora de las magníficas ilustraciones de Esther y su mundo, Pura Campos. A medida
que la vamos conociendo y vemos su evolución profesional, comprendemos como ha
sido capaz de dotar de una personalidad tan definida a todos y cada uno de los
personajes que intervienen en el cómic. Esa aproximación al quehacer de la ilustradora
nos lleva enseguida hacia los protagonistas de las historietas. En tan solo
unos párrafos, la autora del libro describe con precisión los distintos carácteres de los
personajes y nos demuestra que, ademas de las características que les aporta el
guión, se apoyan también en una imagen nacida de la ilimitada creatividad de
Pura Campos. Así, nos percatamos de la habilidad de la artista para conseguir que las
distintas formas de ser se manifiesten a través del vestuario, de los colores,
de los complementos... Luego, se nos muestra cómo esa capacidad de Pura se
manifiesta también en el cambio de décadas, en las tendencias de los 70 y de los
80, sobretodo en el campo de la moda, pero también en el de la música y en las
costumbres.
A medida que el libro avanza Ruth Bernárdez desgrana las virtudes y
defectos de cada personaje e, incluso, interpreta los orígenes de sus
comportamientos. Como un cirujano, disecciona las relaciones sociales que los
unen e incluso se adentra en el ámbito geográfico e histórico donde tienen
lugar las aventuras, aportando curiosidades sobre censuras y adaptaciones en
nuestro país.
Aunque sigamos sintiendo la misma simpatía y una idéntica
afinidad con la protagonista de las historietas, al leer Los secretos de Esther nos damos cuenta de detalles que nos habian
pasado por alto o a los que no habíamos dado demasiada importancia. Es entonces
cuando estos adquieren una nueva magnitud. Y no sólo eso, sino que, además, damos
un nuevo valor a todo el entramado creado por los autores, Phillip Douglas y
Pura Campos, para dotar de humanidad a los personajes.
Ruth Bernárdez (derecha), Pura Campos y Carlos Portela en la presentación del libro en Madrid. Foto: Tebeosfera.com. |
Ese, sin duda, es el gran acierto y la mayor virtud de Esther y su mundo: el realismo y la
verosimilitud de un universo en el que todos nos hemos reconocido. Gracias a ello
se ha podido crear un vínculo tan estrecho con los lectores. Una unión que pervive
a lo largo del tiempo porque avanza con él, que es lo que nos demuestra Los
secretos de Esther.
Lo que no es un secreto es que Ruth Bernárdez ha hecho un trabajo
minucioso en el que se nota el gran conocimiento que tiene de los cómics de Esther y su
mundo, así como su experiencia como periodista. Es una obra escrita en un
lenguage claro y directo, sin otra ambición que la de mostrar la incidencia que
el paso del tiempo ha tenido en la evolución de la historieta protagonizada por la pecosa y tímida adolescente, sobretodo en lo relacionado con la moda, costumbres y ocio. El resultado es
un libro ameno, interesante y visualmente atractivo, que, como ya he dicho, nos
hace ver a Esther con otros ojos.